De vez en cuando, si mis tiempos me lo permiten, miro un programa de televisión que se llama "Los Unos y Los Otros" (América TV). Es un programa que es una puerta para quienes buscan su identidad de origen, pues en muchas de sus emisiones cuenta historias de gente que busca.
Ayer hubo un encuentro.
Unos meses atrás había visto y escuchado la historia de Pablo y Diego quienes fueron en busca de sus raíces. Habían sido apropiados (adoptados ilegalmente o irregularmente como se dice comunmente, anotados como hijos biológicos de sus padres de crianza). Uno de ellos, Diego, confiaba en la palabra de sus padres. El otro siempre sospechó no ser hijo de sangre. La historia era impactante porque habían sufrido abuso psicológico y descalificaciones de todo tipo. En ese momento pensé qué importante es, no sólo para tener datos sobre el origen biológico, que haya gente idónea que evalúe si una persona puede recibir un hijo en adopción.
Ayer el programa volvió sobre esta historia, para contar que una supuesta madre de uno de ellos se había comunicado con la producción y se había hecho el ADN.
El testimonio de la madre biológica fue conmovedor. Relató que tenía 17 años cuando quedó embarazada de su primer relación. Que no supo que estaba embarazada hasta que pasaron 2 meses, el chico con el que salía se había ido a hacer el servicio militar y jamás se enteró. Su patrona -ella era empleada doméstica- le dijo que para seguir trabajando tenía que hacerse un aborto. Y entonces, dejó su trabajo y consiguió otro, y decidió darlo en adopción a alguien que pudiera darle una vida mejor. Alguien la refirió a una clínica y a un médico. Al momento de parir se arrepintió, quiso ver a su hijo, tenerlo en brazos... pero el médico le dijo que no porque "las adopciones se hacen así". Nunca nadie en su familia se enteró lo que había sucedido.
Lo conmovedor era escuchar esa voz sincera, honesta, hasta por momentos todavía inocente e ingenua, que creyó ver en aquella posibilidad la única salida.
Y ahora... había escuchado a ese chico contando su relato, la misma clínica, el mismo doctor y sabía que ése era su hijo.
El ADN dio positivo.
Primero se lo dijeron a la madre, la emoción fue profunda.
Luego al hijo. Su hermano del corazón lo estaba acompañando y al leer el resultado lo miró y le dijo: SOS LIBRE.
Esas palabras repiquetearon todo el día en mi cabeza.
SOS LIBRE.
Como si quienes buscamos lleváramos un grillete en el tobillo. Un peso extra que sólo puede quitarse al encontrar la llave que abra ese candado. Entre todas las llaves, la llave que nos permita comprender el inicio, completar nuestra historia. Seguir caminando más liviano.
Ni más ni menos que la llave de la verdad.
4 comentarios:
Ojalá pronto encuentres esa llave de la verdad. Como siempre, gracias!!
Qué acertada metáfora, Patri! Que antes de irnos de este mundo, en algún momento y lugar encontremos nuestra llave...
Conmovedor relato...no ví el programa, pero me lo contaron...Ojalá nuestra búsqueda llegue algún día a buen término
Abrazos!!
Hola soy paula y busco a mi madre biologica, naci el 28 de junio de 1976 en bs as.y fui entregada por una partera
Publicar un comentario