Recuerdo una carta escrita en la hoja de un cuaderno cuando tenía 8 años.
Recuerdo la letra... apurada y desprolija, y un día del padre.
Recuerdo cómo describía "...cuando me pusieron en tus brazos por primera vez". Intentaba decirte así qué feliz había sido al encontrarte... Y mirándote leerla, escondida detrás de una puerta, con mi corazón latiendo de vergüenza y emoción, recuerdo también tu mirada humedeciendo el papel y después... un abrazo estremecedor.
Recuerdo tu lucha y todo lo que aprendí.
Como aprendí de vos la belleza de la vida, la belleza de las cosas.
Como me ví en tus ojos.
Lo recuerdo todo. Todo. Todo.
Y extraño, extraño mucho, tu calor. GRACIAS PAPÁ.
Recuerdo la letra... apurada y desprolija, y un día del padre.
Recuerdo cómo describía "...cuando me pusieron en tus brazos por primera vez". Intentaba decirte así qué feliz había sido al encontrarte... Y mirándote leerla, escondida detrás de una puerta, con mi corazón latiendo de vergüenza y emoción, recuerdo también tu mirada humedeciendo el papel y después... un abrazo estremecedor.
Recuerdo tu lucha y todo lo que aprendí.
Como aprendí de vos la belleza de la vida, la belleza de las cosas.
Como me ví en tus ojos.
Lo recuerdo todo. Todo. Todo.
Y extraño, extraño mucho, tu calor. GRACIAS PAPÁ.
"Permíteme acercarme. Sé que está ahí, con sus ojos mustios , su mirada franca. Que aún no me olvidó, que aún me ama...
Déjame Señor, no tengo miedos, puedo romper murallas esta noche y correr a sus brazos como ayer y que me sienta en la distancia.
Puedo atravesar la muerte y la sonrisa cruel de los fantasmas y aferrarlo a mí para que vibre, para que entienda...
Porque hoy sólo encuentro un espacio, la forma de la ausencia, fugaz recuerdo de lo que fuimos. De un sueño.
Quiero recorrer el tiempo y decir palabras que no dije.
Quiero acariciar su piel cansada, calmar su dolor.
Quiero sobrevivir una vez más a tanto horror, pero saber que al despertar puede ser que ría, que me tome de la mano, o que me mire, que observe mi manera de crecer.
Quiero quererlo más que nunca.
Permíteme acercarme. Sé que está ahí, esperándome, con el adiós que no pudo darme entre los labios. Sé que busca pedirme perdón por su renuncia, decirme que no fue su culpa el no haber ganado la batalla, y bañaré su silencio con mis lágrimas, por última vez.
Déjame Señor, será un instante y hasta puedo contarle cuánto duele tanta soledad inesperada, hasta puedo explicarle cuánta alegría me robó pero que triste y dulce fue.
Fue mi agonía y la suya, latiendo.
Fue mi esperanza y la suya, creando.
Fue un desencuentro.
Puedo sentir sus pasos al caer la tarde, puedo creer que estoy durmiendo y que he perdido los sentidos y hasta ver su alma dibujándose en el vidrio empañado de mi vida.
Permíteme acercarme, recuperar el calor que tanto falta . Si quieres no diré nada. Pero déjame saber si él es feliz. Si habla... Si puede cantar , o recorrer el campo de tus ansias, Señor, en las mañanas.
Será un consuelo, una manera de arrojar al viento tantas dudas, confusión de madrugada.
Por favor. Sé que está ahí, con sus ojos mustios, su mirada franca.
Que aún no me olvidó, que aún me ama..."
(poema escrito para vos Papá, a mis 16 años)
Déjame Señor, no tengo miedos, puedo romper murallas esta noche y correr a sus brazos como ayer y que me sienta en la distancia.
Puedo atravesar la muerte y la sonrisa cruel de los fantasmas y aferrarlo a mí para que vibre, para que entienda...
Porque hoy sólo encuentro un espacio, la forma de la ausencia, fugaz recuerdo de lo que fuimos. De un sueño.
Quiero recorrer el tiempo y decir palabras que no dije.
Quiero acariciar su piel cansada, calmar su dolor.
Quiero sobrevivir una vez más a tanto horror, pero saber que al despertar puede ser que ría, que me tome de la mano, o que me mire, que observe mi manera de crecer.
Quiero quererlo más que nunca.
Permíteme acercarme. Sé que está ahí, esperándome, con el adiós que no pudo darme entre los labios. Sé que busca pedirme perdón por su renuncia, decirme que no fue su culpa el no haber ganado la batalla, y bañaré su silencio con mis lágrimas, por última vez.
Déjame Señor, será un instante y hasta puedo contarle cuánto duele tanta soledad inesperada, hasta puedo explicarle cuánta alegría me robó pero que triste y dulce fue.
Fue mi agonía y la suya, latiendo.
Fue mi esperanza y la suya, creando.
Fue un desencuentro.
Puedo sentir sus pasos al caer la tarde, puedo creer que estoy durmiendo y que he perdido los sentidos y hasta ver su alma dibujándose en el vidrio empañado de mi vida.
Permíteme acercarme, recuperar el calor que tanto falta . Si quieres no diré nada. Pero déjame saber si él es feliz. Si habla... Si puede cantar , o recorrer el campo de tus ansias, Señor, en las mañanas.
Será un consuelo, una manera de arrojar al viento tantas dudas, confusión de madrugada.
Por favor. Sé que está ahí, con sus ojos mustios, su mirada franca.
Que aún no me olvidó, que aún me ama..."
(poema escrito para vos Papá, a mis 16 años)
Uy Patri...no puedo parar de llorar!!! Que bella pero que dura es tu poesia!!. Tal vez porque perdì a mi papà hace 7 años y me quedaron muchas cosas por decir, muchos abrazos por darle, muchos momentos por disfrutar y tal vez porque el tambièn perdiò la lucha contra la mas cruel de las enfermedades... fueron tantas las cosas que nos quedaron por hacer juntos!!
ResponderEliminarDonde quiera que estès Papi, deseo que tengas un muy feliz dia!!!
Hola Patry realmente me emocione muchisimo que sabias palabras, cuantos recuerdos, seguramente de donde este estara muy orgulloso de ti!!. y escrito con tan solo 16 añitos Patry !!. Dos cosas hace madurar al hombre el amor y el sufrimiento!!.
ResponderEliminarUn beso grande.
Gracias Marifonsi y Rosana por sus palabras!
ResponderEliminarSí, creo que el dolor es un gran maestro y como las dos saben es muy duro perder a alguien amado. Increíblemente, te hace también valorar más lo bueno de la vida.
Me quedo con la esperanza de que algún día volveremos a encontrarnos porque el amor no tiene tiempos.
Besos y muchas gracias por pasar!
Me quedé sin palabras. Perdí al mío hace un año y medio, y no estaba a su lado cuando se fue. Tuve más suerte que vos, porque lo tuve hasta casi cumplir mis 40. Pero la impotencia y el dolor son los mismos. Hago mía tu oración.
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