miércoles, 30 de marzo de 2011

Madres

El siguiente texto lo recibí hace un tiempo de una mamá biológica que también dejó ya su testimonio en este blog. Es un texto muy especial para mí, es un texto que me emociona.

Tal vez no todas las madres hayan sentido esto al momento de dar a sus hijos en adopción, pero creo que muchas sí... Creo que muchas de ellas están en silencio porque no saben cómo salir de ese silencio, y apuesto a que algún día se animen a hacerlo, en nombre de todos quienes buscamos completar, sanar, reparar, seguir para adelante sin vacíos... y que no tenemos la suerte de poder acceder a un expediente que nos explique, que nos diga, que nos revele cómo fue el inicio de nuestra historia.

Gracias Mónica por tus palabras, ¿ojalá sean el puntapié para que podamos empezar a escucharlas con más frecuencia! Si alguien quiere dejar su testimonio anónimo o no (padres biológicos, padres adoptivos, hijos) pueden hacerlo a completandomihistoria@gmail.com.


"Madres biológicas, madres de nacimiento, primeras madres, otras madres, madres de origen… como sea, siempre madres, las que por naturaleza debemos ser, las que por lógica debemos seguir, las que no podemos rendirnos, las que debemos decidir, las que esperamos, las que gestamos, las que nos despedimos, las que siempre estamos.


Invisibles, por los procesos legales, por la presión de la sociedad, por los momentos difíciles, por la familia, por el miedo.


Solas, porque así decidimos, porque no nos perdonamos, porque nadie nos ayuda a cargar con el peso inmenso de la distancia, porque un hijo nunca se reemplaza, porque el silencio es eterno, porque no nos atrevemos a mas. Incompletas, porque la cama está vacía, porque el vientre esta vacio, porque no hay a quien leerle un cuento, porque no hay a quien consolar en las noches, porque no hay a quien abrigar cuando hace frio, porque no hay a quien curarle las heridas, porque no hay a quien enseñarle a leer, porque no hay a quien ver crecer, porque no hay quien diga “mama”.


Heridas, de tiempo, de soledad, de parto, de hospital, de puntos, de cirugías, de senos que no alimentan, de calor que no se comparte, de caricias que no se entregan, de palabras que no se dicen, de abrazos que no se reciben.


Esperanzadas, en el reencuentro, en una sonrisa, en el bienestar, en el futuro, en los planes, en re-conocernos, en la mirada, en reparar, en un retazo de alegría, en la certeza, en la verdad.


Silenciosas, por miedo, por dolor, por no tener palabras, por no estar listas, por no tener una razón, por falta de apoyo, porque atentamos contra la naturaleza, por el dedo que señala, por el amor perdido, por lo que se pudo ser y no fue, por el estigma, por el costo social de la entrega.


Pero…como sea, siempre madres…."


(Mónica Sierra)

3 comentarios:

  1. Que bonito! Quiero creer que la mia pensó y piensa asi aúnque me niegue.
    Sois siempre madres, madres de nacimiento pues en vuetro vientre se enjendró un hijo y lo paristeis.Nos disteis la posibilidad de nacer y de tener una familia,por eso siempre os querremos,teneis un sitio reservado en nuestro corazón de por vida.

    ResponderEliminar
  2. (A continuación dos comentarios de mi FB que María no pudo agregar aquí pero me interesa compartir su opinión)

    "Patri, comento acá porque estoy en el trabajo y en esta compu, no puedo aceptar cookies, así que no puedo firmar con mi cuenta google en tu blog. Quería agradecerte por compartir este testimonio de Mónica. Como siempre, un placer leer tu blog. En este caso, creo que a los que hemos sido entregados (porque quienes se ocuparon de dejarnos en buenas manos no nos abandonaron, por eso elijo con cuidado la palabra) nos hace muy bien leer este tipo de testimonios. Hace poco, pude ponerme en contacto con una asistente social que pudo haber sido quien intervino en mi caso, pero si no fue en el mío, en muchos otros de madres que han entregado a sus hijos, y me decía esto: "hay algo que me interesa mas compartirte y es lo que he ido aprendiendo en este tema. Las mámas tan jovencitas no abandonan, es una decisión nacida mas de la soledad, de la falta de compañia para decidir y muchas veces de un acto de amor al pensar "le doy algo mejor" "va a estar mas protegida y tener lo que yo no puedo darle"....no es el abandono la motivación honda, a esa edad han sido ellas abandonadas y no saben vivir de otra manera...yo he podido encontrarme con muchas mamas que pasado el tiempo desean enormemente encontrarse con sus hijos...pero hay una historia a veces un esposo , otros hijos , verguenza, miedo a la incomprensión, falta de un medio acorde a esto, que le impiden tomar este camino." Mi intuición me dice lo mismo. Por eso creo que también, en parte, nuestro dolor es por ese abandono indirecto que llega hasta nosotros: el abandono que sufrieron nuestras madres biológicas, abandono de su pareja, de su familia, de la sociedad en general. De algún modo, todos llevamos en la piel esas marcas del dolor que ellas sufieron. Un abrazo a todas ellas."

    ResponderEliminar
  3. "Patri, creo que lo que decís es muy cierto. No podemos juzgar desde hoy cosas que pasaron hace 30 o 40 años como si hubieran sucedido hoy. Yo en la secundaria tuve dos compañeras que tuvieron hijos mientras cursábamos, y las dos se quedaron ... con sus hijos, con mayor o menor acompañamiento de sus padres, con distintos grados de aceptación social, pero no tuvieron que irse de la escuela, como le pasó a Carmen, ni sus padres las obligaron a dar a sus hijos. Era otra época. Lo mismo vale para nuestros padres adoptivos. Por eso a mí no me gusta hacer tanto hincapié en el tema de la apropiación en ese contexto (ojo, muy distinto es que esto siga pasando ahora). Hay que pensar que, en ese entonces, la norma era engañar a los chicos "para que no sufrieran" (porque se discriminaba a los chicos adoptados, también), hacerles creer que no eran adoptados, y creo que incluso por eso se los anotaba como hijos biológicos cuando no lo eran, ya que incluso si el chico dudaba, podían mostrarle un documento público que certificaba que no eran adoptados. ¿Por qué hacían eso? Porque tanto la adopción como la infertilidad provocaba en la sociedad el mismo rechazo que las madres solteras. Era casi un pecado no ser fértil. Todo estaba signado por la verguenza: el sexo fuera del matrimonio que había llevado a nuestra concepción y la infertilidad de nuestros padres. Como hijos adoptados, éramos la encarnación de la verguenza. En mi caso, creo que mis padres adoptivos eran "de avanzada" porque nunca me engañaron. Y cuando les he preguntado por qué no me adoptaron legalmente, la respuesta es que porque era muy complicado, había muchas trabas (regía la ley de 1948, y luego vino la de 1971, con la amnistía de las inscripciones fraudulentas, aunque yo nací en el 69) y se consideraba que eso era mejor para todos, incluso para la madre biológica, que no quedaba "marcada". También me han dicho que no querían averiguar ni preguntar por la madre porque lo veían como una manera de discriminación hacia la criatura que adoptaban, era como decir, perdón por la comparación, "a caballo regalado, no se le miran los dientes", en el sentido de "te vamos a aceptar vengas de donde vengas y seas como seas". Averiguar sobre la historia clínica de nuestras madres, por ejemplo, quizás les parecía que era una manera de no aceptarnos como éramos. El tema de la identidad, de nuestro derecho a saber, creo que en esa época ni se pensaba. Y no nos olvidemos que en ese momento, la genética era ciencia ficción y no se pensaba que conocer los antecedentes biológicos fuera importante para nuestra salud, por ejemplo. Honestamente, yo creo que nadie actuaba de mala fe, ni siquiera los intermediarios (ojo, no hablo de los casos en los que se ha demostrado que se comerciaba con niños, esos son despreciables; hablo de las instituciones de beneficiencia). Todos creían estar ayudando. Todos creían estar actuando "por nuestro propio bien" (de las madres que entregaban y los niños entregados). Es mi opinión."

    Gracias María!

    ResponderEliminar

¡Espero con ansias tus comentarios! ¡Gracias por participar!