La supresión y sustitución de identidad es el acto al que comunmente la gente se refiere como “adopción ilegal”, o “adopción irregular” -términos erróneos ya que cuando hablamos de “adopción” siempre hablamos de legalidad, es decir de un proceso en el que interviene un juez por el cual un niño es entregado a una familia luego de que se establece su estado de adoptabilidad y la idoneidad de los padres adoptantes (también en Argentina existe en algunas provincias la adopción directa, pero este tema lo dejo pendiente para otro post).
Cuando se da la supresión y sustitución de identidad lo que ocurre en realidad es una “apropiación”. Este es el término correcto, pero en nuestro país rememora a la época nefasta del proceso -1976 a 1983- y por esta razón genera confusión y cuesta utilizarlo. Muchos de los que hemos sido apropiados, y hemos sufrido la supresión y sustitución de nuestra identidad no nacimos en los años de la dictadura, ni fuimos robados a nuestras madres. Llegamos a nuestros padres del corazón mediante parteras o médicos o intermediarios que hicieron el contacto entre la madre biológica y nuestros padres del corazón, deseosos de tener un hijo.
Al momento de efectuar la inscripción en el Registro Civil, nos anotaron como hijos biológicos utilizando para ello un certificado de nacimiento con datos falsos (se suprimieron los datos verdaderos de la familia de origen y fueron sustituídos por los de nuestros padres “adoptivos”).
De allí surge la dificultad de conocer nuestra fecha de nacimiento real, el lugar donde se efectuó el parto, o en que situación se dio la entrega y de seguir estos rastros para poder llegar a conocer de dónde venimos. No hay un expediente que nos permita conocer nuestro origen, ni archivos, ni registros, y ésto –que muchas personas siguen considerando hoy en día como algo menor- es algo que duele. Y duele también comprobar que sigue ocurriendo y la sociedad sigue aceptando este tipo de prácticas amparándose en que “adoptar es muy difícil y burocrático” , y en que es “lo mejor para el bebé que está por nacer”.
Todo niño tiene derecho a alimentarse, a crecer sano, a una educación, a ser amado y tener una familia… pero también tiene derecho -cuando ya es mayor- a conocer su identidad, a saber de dónde proviene por más doloroso que sea, a decidir qué es lo que quiere hacer con su verdad (porque la mayoría de las veces se trata sólo de saber. La ausencia de esta información genera un vacío difícil de explicar).
En Argentina cada vez más gente apropiada se anima a iniciar la búsqueda de sus orígenes. Es una necesidad que habita siempre en el corazón, aún de quienes quieren negarlo. Y es una pieza del rompecabezas muy importante para poder construirnos, para poder sanar, para poder dejar de lado la incertidumbre. Hacer el duelo por lo que no fue y entonces sí disfrutar con plenitud de lo que sí es.
Desconocer esta necesidad es tener en un rincón del alma un niño que está triste.
Si sos un futuro papá o mamá que está considerando “conseguir” un bebé de esta manera pensá que un día ese bebé crecerá y querrá respuestas. Que esto no tendrá que ver con el amor recibido. Que será feliz si puede estar orgulloso de las decisiones que sus padres tomaron y si no tiene que vivir además la odisea una búsqueda muchas veces infructuosa que puede poner en peligro su equilibrio emocional. Que le causará dolor saber que sus padres lo "compraron", aunque la explicación sea que sólo fue ayudar a la madre biológica, pagar sus gastos, o los gastos de la partera y el parto. Que si hay mentiras de por medio habrá decepción, enojo, frustración y la relación se verá debilitada.
Si sos una mamá o una pareja que quiere entregar a su hijo en adopción informáte, asesoráte sobre la manera de hacerlo legalmente. Existen asociaciones que pueden ayudarte si esa es tu decisión. Ni la necesidad, ni la soledad, ni la desesperación son buenos consejeros. No te acerques a ventajeros que sólo quieren hacer su negocio con algo que debería ser respetado por sobre todas las cosas: la vida y el destino de un hijo.
SÍ A LA ADOPCION.
NO MAS SUPRESIÓN NI SUSTITUCIÓN DE IDENTIDAD.
NO MAS APROPIACIÓN.
NO MÁS TRÁFICO DE BEBÉS.
Por el derecho a la Identidad, y para que el vínculo entre padres e hijos adoptivos encuentre su fortaleza en el amor y la verdad.