jueves, 31 de enero de 2019

No pienses que no pasa nada...

No pienses que no pasa nada porque tu hijo adoptivo, o de crianza no pregunta...
No pienses que no pasa nada.
A veces, la revolución se siente adentro.
La necesidad de saber es un remolino que da a lugar a emociones inesperadas. A inquietudes que se acallan cada vez que tu hijo te escucha decir: "no, ella no necesita saber, siempre me dice que es feliz de que yo sea su mamá", "no, él ni piensa en eso".
Y tal vez piensa... pero el temor a lastimarte es tan grande, o el miedo a serte desleal... Porque le han dicho, con y sin palabras, que "sólo hay una madre", que "ni los animales abandonan a sus crías", que "debería estar agradecido por lo que le tocó".
¿Qué fue lo que le tocó? 
Perder a su mamá. A quien lo gestó. De quien heredó células y de quien escuchó su voz. Perder sus raíces.
Nació perdiendo.
¿Te parece poco?
Es muchísimo.
Entonces... no pienses que no pasa nada.
Pudo haber llegado a una familia hermosa pero esa herida estará siempre y dependerá de su entorno y de la empatía de quienes lo rodean que pueda cicatrizar.
Amá, acompañá, abrazá y entendé la enorme magnitud de lo que sucedió para que tu hijo pueda preguntar, hablar, decir... y sanar.



viernes, 25 de enero de 2019

Hermano, te estamos buscando

La vida te enfrenta a situaciones inimaginables... Como la de perder un hijo y saber que en algún lado está pero no poder desentrañar dónde. Como buscar a un hermano toda la vida. Esta es la historia de Patricia, quien lleva adelante la búsqueda de toda una familia...
¡Sólo puedo desearles el encuentro!





"Estos somos nosotros. Tu familia. Y te estamos buscando...
Naciste el 5 de noviembre de 1971. Mamá se atendía en la Maternidad Sardá, el día que ingresó con contracciones y sintiendo que ya ibas a nacer el médico convenció a papá que se fuera a casa a descansar porque el parto no se haría hasta el día siguiente. Sin embargo, mamá debía quedarse en observación y si no llegabas en forma natural inducirían el parto.
Ni bien mamá se quedó sola en la habitación llegó una enfermera con un suero. Era el goteo para inducir el parto, lo cual la afligió mucho y entonces ella trató de hacerle entender a la enfermera que eso era una confusión. Pero de todos modos, le colocaron el suero y la mujer se sentó a su lado a hablarle y acariciándole la cabeza le dijo: "-Quedáte tranquila mamita, vos sos joven, seguramente pronto vos y tu marido tendrán otros hijos". Palabras que quedaron en la memoria de mi madre.
De ahí otro suero con analgésicos supuestamente y a sala de partos...
Naciste en forma natural, mi mamá escuchó tu llanto y te vio nacer... pero después de unos minutos se durmió y hasta el día siguiente ya no recuerda nada... sólo las palabras de la enfermera y del doctor diciendo que todo se había complicado y que el feto había nacido muerto. Convenciendo a mi padre de que no se preocupara del feto sino de ella, que deliraba según ellos por no convencerse de que el bebé estaba muerto. No lo dejaron ver el cuerpito y después de mucho reclamar le trajeron unos estudios y un certificado en donde aseguraban tu muerte. Papá fue sacado hasta con seguridad del hospital pero ¿qué podía hacer? Eran dos personas jóvenes, venidos del interior, con escasos recursos.
¡Locos! Para todo el mundo... ¡ellos estaban locos!
Era una época difícil políticamente... y después vinieron los militares con todos sus problemas... así que ellos sólo trataron de convencerse de que en realidad habías nacido muerto.
Con el pasar de los años, aparece un titular en el diario en donde decía: "Venta de bebés en el Hospital Sardá" y obviamente figuraban en la lista los mismos doctores que atendieron a mi madre... de ahí nuestras dudas. 
Mamá empezó a buscarte en silencio... sola... fue al hospital y consiguió ver su historia clínica, llena de irregularidades y mentiras, con tachaduras y enmiendas en donde figuraba escrito "vivo" y luego enmendaron y colocaron "muerto".
Ella robó su historia clínica, ¡qué es lo que no hizo por vos! Fue a la cárcel a ver a la enfermera y al médico que la atendieron... infinitas cosas... sin ningún resultado aún.
Esta es su gran verdad... Ella no te vendió, no te dio, no te abandonó... simplemente se convenció o mejor dicho la trataron de convencer de que no existías.
Como familia pasamos por todos los estados... desde buscarte hasta quedarnos sin energía... hasta tratar de olvidarte por miedo a no encontrarte. 
¿Pero cómo hace ella para olvidarte? ¿Cómo hace para no pensar si algún día te va a conocer?
Hoy que somos padres mi hermano Marcelo y yo lo sentimos tanto como ella. Esta es nuestra foto de pequeños, tal vez te veas parecido.



Así que ahora aprovechando este medio que nos facilita internet... ¡Yo te estoy buscando!
Si tenés dudas sobre tu origen... BUSCAME, ponete en contacto conmigo.
Tenés unos padres maravillosos... ojalá algún día llegues a conocerlos... y ellos encuentren PAZ.!"

                                                                                    Patricia Maidana

Para contactar a Patricia podés hacerlo a través de su página: Busco a mi hermano o a través de su facebook personal: Patricia Maidana

lunes, 21 de enero de 2019

"Te parecés a mí"

Es medianoche y encontramos en un armario un carroussel de viejas diapositivas... Viajo a través del tiempo, cuando el proyector de la casa de la esquina se encendía y las luces se apagaban para una "función de cine especial". Era mágico. Juntos, en familia, recorriendo esas imágenes, disfrutando esas anécdotas... Me sentaba en un escalón del living y era feliz. Mi infancia.
Ahora le toca a mis hijos. Desconocen lo que es una diapositiva, es un descubrimiento. Les voy mostrando un poquito de cómo eran sus abuelos, paisajes, aventura, alegría, amor. Mi hija espera impaciente alguna en que aparezca yo...
Mientras tanto, hago conjeturas: "en esta foto no estoy", "este viaje lo hicieron antes de que llegara", "aquí ya había nacido pero no fui porque era un viaje de trabajo"...
Las emociones me invaden, los recuerdos. Empiezo a extrañar esos momentos, a desear que no se hubieran ido tan pronto...
Y entonces la voz de mi hija me despierta de ese ensueño: "-Mamá, ¡te parecés a mí!"
Es un abrazo gigante que me da sin saberlo.
"Sí, qué suerte tengo, me parezco a vos"









viernes, 18 de enero de 2019

¿Qué pasó con mi bebé?

Con el advenimiento de las redes sociales nuevas puertas se abrieron para aquellas personas que buscan su identidad de origen y, poco a poco, empezaron a escucharse los testimonios de madres que fueron víctimas de serias irregularidades al momento del parto y están convencidas de que su bebé no falleció al nacer.
Imaginemos el estado de indefensión y vulnerabilidad absoluta de una mujer que va a dar a luz. Imaginemos cómo se siente haber esperado ese día durante meses y que tu vida se transforme en un instantante en una pesadilla...
Voy a compartir en este espacio esas historias para darle voz a esas mamás, para que entendamos que cada llegada ilegal o irregular de un bebé a una familia puede sustentarse en el sufrimiento y el dolor incomparable de otra. Arrancar a un hijo de los brazos de su madre no tiene nombre.

La historia de Liliana (22 de noviembre de 1988)


"Esta es mi historia... Esta soy yo, tres días antes de dar a luz a mi segundo hijo, tres días antes de que mi vida cambiara para siempre. 
Tenía entonces 18 años, estaba casada y cursaba un embarazo normal, me atendía en la Maternidad Santa Rosa de Vicente López. El 22 de noviembre comienzo con contracciones muy temprano, me lleva a la maternidad mi esposo y me acompañan mi suegro y mi hermana. Cuando llego me preguntan por qué no me había atendido nunca, a lo que respondí que ¡sí me atendía y hacía los controles! Mi historia clínica había desaparecido. De ahí en más fueron muchos los maltratos psicológicos de parte de enfermeras y médicos. Cuando nace mi bebé me dicen que no lo podía ver y se lo llevan. Me dicen que fue varón, pero no sé si es cierto, y me dijeron que había fallecido hace tres semanas, pero ¡yo lo sentía darme pataditas! Todo lo que siguió después fueron los trámites de los que se encargaron ellos aduciendo que era mejor que mi marido se ocupe de mí porque estaba muy mal, insistieron en que era joven, que lo iba a superar y podía tener más hijos, yo no podía creerles... No me dieron partida de nacimiento, y el acta de defunción pude retirarla hace un año cuando la presenté a la Defensoría del Pueblo. Nunca pudimos ver al bebé... le entregaron a mi marido un cajoncito cerrado, en el cementerio figura que lo que enterraron el 21, ¡pero yo lo tuve el 22! y en el libro de óbitos de la Maternidad no aparece ningún bebé fallecido ese día, ni antes ni después. Sólo nacidos vivos. 
Han pasado 30 años... Desde el primer día lo busco. Me hice el estudio de ADN de Familytree esperando que él o ella venga a mi encuentro. 
Aquí estoy, con mis otros hijos. El tiempo pasó pero no lo olvido, sigo adelante con esperanza, y me pregunto cada día ¿qué pasó con mi bebé?"




Para contactar a Liliana: Liliana Leiva








miércoles, 16 de enero de 2019

Nacer en la oscuridad

Alguien tendría que hacer alguna vez un estudio sobre el impacto que tiene en una persona enterarse un buen día que no es hijo de los papás que lo criaron... 
Cómo duele, más aún si se trata de un adolescente o de una persona adulta, el ocultamiento de la verdad... Es un peso difícil de sobrellevar, sobre todo si naciste en la oscuridad.
Y nacer en la oscuridad no es que no había luz, no. Es que naciste en la casa de una partera por ej., en esos consultorios clandestinos donde se hacían abortos. O en un hospital/clínica donde quien te criaría se internó para simular un parto. Donde modificaron tus datos, se cambió tu fecha de nacimiento y el lugar. Por un acuerdo con un intermediario o un médico que vendió su firma al mejor postor. En un sitio donde no te dejaron cobijarte en los brazos de tu mamá. Con el fantasma de la mentira respirándose en el aire: "fue un varón" (y en realidad fue nena) "murió al nacer" (y en realidad ya lo tengo destinado a otra pareja) "no te preocupes que sos joven mami, ya vas a tener otros" (ninguno será igual)... Sea como sea, voluntariamente o no, el vacío.  
Nacer en la oscuridad... ¿cómo fueron esos primeros minutos? ¿quién te sostuvo? ¿quién decidió la entrega? ¿por qué? 
No es algo fácil de pensar... tampoco de escribir. Casi nadie habla de estas situaciones... De lo injusto de estas situaciones. La noche cae pesada como la incertidumbre. 
Durante décadas cuando una familia recibía un bebé todo era alegría en su entorno, muy pocos cuestionaban o preguntaban cómo había llegado ese bebé. Tema tabú.
Hoy, 2019, me encuentro a diario con historias que hacen mella en el alma. Embarazos fingidos, viajes intempestivos, mudanzas, búsquedas de ese hijo recién nacido en algún barrio de la periferia... de noche para que no se note, para que nadie vea. Criaturas entregadas por la puerta de atrás. Prohibido hablar.
Nacer en la oscuridad... y aunque luego pudo haber habido amor y luz, algo de esa oscuridad permanece en la mirada de quien busca reencontrarse con su historia. La niebla que no deja ver, el duelo por lo que no fue y por lo que no se cuenta.
Secreto. Silencio. Ausencia.
Sólo la palabra honesta nos ilumina.

(imagen tomada de la web)






domingo, 13 de enero de 2019

Secretos familiares


Encontré esta imagen en la web y me hizo pensar en los secretos familiares, en eso que no se dice pero está. En lo que no se habla por tabú, por miedo, o porque no tenemos las herramientas suficientes para verbalizar lo que nos pasa...

Secretos que pasan de generación en generación, que nos trascienden. Lo no dicho que se expresa en el cuerpo y en el espíritu. Así sucede muchas veces con la adopción. Ni qué decir si no fue adopción, si te anotaron como propio, si llegaron a vos de manera ilegal. Siempre digo que tuve la inmensa fortuna de saber desde pequeña que no era hija biológica de mis padres, que de algún modo siento que eso me ahorró muchas angustias. Conozco gran cantidad de personas que se enteraron siendo adolescentes o adultos de esta verdad y fue como un tsunami para sus vidas y para sus vínculos. Nada estable puede construirse desde la mentira y el ocultamiento.

Y luego, esos inmensos muros de silencio familiares. Esos acuerdos pergeñados por padres, tíos, abuelos que pretendían que "aquí no ha pasado nada". En ocasiones, se sustentaban en la creencia de que si se decía que ese niño era un hijo "adoptivo" sería considerado "diferente", sería desvalorizado por sus pares. Se han llegado a fingir embarazos, a idear viajes, mudanzas, para evitar que esto suceda. Para que nadie sepa. Otras veces, esos muros se instalaban para salvaguardar el "buen nombre" de la familia.

Secretos... Dide Diana París en su libro "Secretos Familiares": "Francoise Dolto -la fundadora del psicoanálisis de niños en Francia- nos enseñó que desde la infancia se necesita de la verdad para vivir."

"Cuando la curiosidad infantil es sofocada en un trámite que incomoda al adulto interrogado, aparece la información falaz, la distracción que desvía el interés del niño, el silencio, y se instaura la patología del secreto".

¿Cuántos de nosotros hemos recibido versiones distintas sobre nuestra llegada a este mundo? Versiones inventadas para despistar... Versiones para acallar la voz de la identidad dormida que trata de hacerse oír. Siempre.

Continúa París: "¿Por qué resolver esos enigmas del pasado, para qué averiguar? Porque conocer nos libera de repetir y nos devuelve autonomía. Saber nos permite sujetar con nuestras manos la rienda de la vida."

"Entrar en la investigación de los árboles genealógicos es tanto buscar hacia arriba (relaciones entre las ramas, frutos, flores, copas, follajes varios) como hacia abajo (raíces, suelo, sequías, diluvios, piedras). En el encuentro (o desencuentro) del arriba y el abajo está nuestra identidad".

Para quienes buscamos nuestro origen de eso se trata. De encontrarnos, no sólo con nuestra familia biológica, sino con nosotros mismos.

viernes, 11 de enero de 2019

Y vos... ¿cómo te protegiste?

Hoy encontré en Facebook un texto que me encantó porque refleja aquellos "mecanismos de defensa" o "ajustes creativos" -como prefiere denominarlos su autora- que estoy segura muchos de nosotros hemos adquirido cuando eramos niños para poder seguir adelante...

He pedido permiso a quien lo redactó, la psicóloga española Lola Pavón, para compartirlo con ustedes y aquí está. Pueden seguir a Lola en su página de Facebook Lola Pavon Psicologa o su página web: www.lolapavon.es

Yo me identifico con la necesidad de amoldarme a todos para pertenecer, ser querida y no rechazada... También con cierta desconexión que hace que ante ciertas situaciones me aleje...

Hice terapia un tiempo con una gran profesional que me permitió de algún modo detectar estos mecanismos y ahora trato de que no tomen el control de mi vida. ¡Aunque a veces es difícil modificar esos patrones es tan importante reconocerlos! Abrazar al niño que aún nos habita, reconocer el dolor para poder aceptarlo, superarlo y para no hacernos más daño...

Gracias Lola por tu post.


"Niñ@s interiores protegiéndose"

Siempre siento mucha ternura cuando veo al niño a la niña que tuvo que aprender a protegerse de la forma que mejor pudo para sobrevivir emocionalmente.

Esos "mecanismos de defensa" o "ajustes creativos" (término que me gusta más) para mí son siempre sagrados.

Cada cual hizo lo que pudo: congelarse desconectándose del cuerpo o las emociones para no enterarse de nada y poder resistir a situaciones de negligencia, abandono, maltrato; ser agresiv@ para dar miedo y no conectar con el propio miedo o la propia vulnerabilidad, sintiendo así algo de control y protección; ser el gracios@ o chistos@ para distraer o distraerse de las partes duras o dolorosas; amoldarse a tod@s para pertenecer, ser querid@ y no rechazada@; ser rebelde para defender una identidad constantemente invadida o invalidada; ser perfect@ para sentir el control en alguna parte de la vida y bajo el anhelo de ser querid@ o vist@ en algún momento; ser un desastre para no decepcionar a quienes siempre esperan lo imposible o quienes nunca valoran nada, y así no sentir fracaso continuo; hiperconectarse con el cuerpo y las emociones haciendo mucho ruido porque era la única forma de que les vieran; ser obsesiv@ para sentir sensación de control y estar más en la mente para no enterarse de las partes emocionales; etc.

Estos son algunos ejemplos, y son mecanismos que nuestr@s niñ@s internos adoptaron sin ser conscientes. Han podido ser útiles, fue lo mejor que pudimos hacer, y como adult@s ahora podemos ponerlos a nuestro servicio sin ser esclav@s de ellos.

El problema no es que existan (como digo yo, son sagrados), sino que solo sepamos relacionarnos con la vida, con las demás personas y con nosotr@s mismos en esas coordenadas. El problema es que se activen automáticamente y tomen el control de nuestra vida. Conocerlos desde la aceptación y el agradecimiento de haber podido hacer, al menos, eso. Entender el dolor que hubo o hay debajo, ver que ahora hemos crecido y podemos aprender otras formas más adaptativas de protegernos y de relacionarnos, ver que aquellos peligros ya pasaron, que nuestr@s niñ@s se salvaron, siguieron adelante. Aterrizar en l@s adult@s que somos y darnos cuidados de modos más actualizados y más saludables será el trabajo.

Y yo cada vez que presencio todo esto no puedo más que emocionarme.

Agradecida a mis pacientes y a sus nin@s intern@s."

martes, 8 de enero de 2019

La revolución del ADN en la búsqueda de la identidad

Quienes buscamos nuestra identidad de origen porque desconocemos a nuestro progenitores, a uno o a ambos, tenemos desde hace algunos años una nueva puerta a la esperanza, una inmensa posibilidad para -al menos- tener algunas respuestas: los estudios de ADN ancestrales.

¿De qué se trata?

Los estudios de ADN ancestrales son realizados por laboratorios extranjeros. En Argentina, contamos con el Banco Nacional de Datos Genéticos de CONADI pero lamentablemente no es accesible para todo ciudadano que busca sus orígenes, sólo para aquellos nacidos durante la Dictadura, y en muchos casos quienes se han cotejado en ese Banco han tenido resultados negativos por lo cual tampoco tienen respuesta a su inquietud.

Los laboratorios extranjeros más conocidos en el mundo son: Ancestry, FamilytreeDNA, 23andMe y Myheritage. Desde nuestro país sólo pueden adquirirse dos: FamilytreeDNA y MyHeritage, el primero de ellos es el que más argentinos tiene en su Banco. El test se compra vía internet, se llama "Family Finder", y su precio oscila entre los US$ 50 a US$ 100, dependiendo de si es época de oferta o no. 

Una vez recibido el kit, la prueba se realiza raspando suavemente el interior de las mejillas para poder obtener material genético. Este material permitirá: 1) por un lado, saber de dónde eran tus ancestros, es decir cuál es tu etnia, de dónde provenía tu familia de sangre originariamente (si eran europeos, nativos americanos, judíos, africanos, etc.). El gráfico que aparecerá entonces será de este estilo, con las zonas que correspondan coloreadas y sus porcentajes:


 2) y por otro lado, será comparado con todas las muestras que hay en el Banco hasta el momento para ofrecerte un listado de gente que comparte con vos segmentos de ADN, es decir, con quienes estás relacionado biológicamente. A mayor cantidad de centimorgans compartidos más directo es el vínculo. Algo para destacar, el estudio establece todo tipo de vínculo: desde primos quintos, primos segundos, sobrinos, nietos, tíos, abuelos, padres, hermanos, 1/2 hermanos. Si esa persona es tu pariente y se hizo el test simplemente aparecerá en tu listado (con su e-mail para que puedas contactarlo/a). 



No es mágico, no es inmediato pero ya ha habido encuentros. Por ej: dos hermanas entregadas por la misma partera a distintas familias con un año de diferencia descubrieron que lo eran al hacerse el test. Ambas estaban en el BNDG pero como allí no todas las muestras se cruzan entre sí no lo sabían.

Otras ventajas de este tipo de estudios: tu muestra se sigue comparando con cada muestra que ingresa sin costo. Tus resultados pueden además subirse a otras bases para comparar con los otros laboratorios, por ej. a  Genesis Gedmatch sin costo. Si además necesitás tener un informe con detalles inherentes a tu salud, predisposición a ciertas enfermedades heredadas, podrás subirlos a Promethease  , esto sí es pago (aprox. 12 dólares). 

Tal vez, para muchas personas esto sea algo mínimo. Para mí, poder contarles a mis hijos de dónde serían originariamente mis ancestros fue maravilloso. La sensación de tener una certeza. 
Además, poco a poco van apareciendo nuevos "primos" que aunque son muy distantes por ahora estoy convencida que algún día serán la llave para descubrir cómo llegué a este mundo. 
Al fin, saber. 

La huella imborrable del ADN habla y es capaz de romper los muros del silencio para que completemos nuestra historia. Ojalá así sea ♥

(Para más info podés leer esta nota de Clarín de 2017) y comunicarte con la gente de Nuestra Primera Página quienes con mucho esfuerzo y seriedad son quienes se ocupan de coordinar los envíos de regreso del estudio con la correspondiente autorización de ANMAT)

viernes, 4 de enero de 2019

¿Qué día naciste?

Mediodía, suena el portero eléctrico y bajo a abrir.
El cartero me espera con una documentación para entregar, me pide número de documento, se lo digo y lo anota. De pronto me mira mientras estoy por firmar y exclama:
"-Uy! el mío es muy parecido, sólo que esta cifra es al revés.. ¿qué día naciste?".
Titubeo...
 "-Eh... el 11 de diciembre"
"-Ahh... ¡yo el 6 de enero!" -agrega antes de irse.
"-¡Es dentro de unos días! Entonces... ¡feliz cumple!"
Sonríe contento, me da las gracias, y se va...

Mientras espero el ascensor pienso en estas pequeñas escenas cotidianas. Para quien conoce su origen seguramente no le parecerá extraña, ni le provocará nada especial... A mí sí... Y a tantos otros.
Una simple pregunta: ¿qué día naciste?
Un mar de incertidumbre...

Cómo explicarle que en realidad no sé en qué día nací. Que una parte de mí siente que miente aún sin querer mentir... Una versión de las que me dieron al iniciar la búsqueda cuenta que llegué a este mundo de tres a cinco días antes de la fecha en que me anotaron. El primer documento fehaciente, un carnet que especifica mi grupo sanguíneo reza "16 de diciembre de 1974". Hay un blanco en mi vida que me falta llenar.

Y ya sé que alguien alzará la voz y opinará: "-A mí no me importaría no saber"

Pues sí, cuando no sabés importa. Es como un limbo en el que uno permanece dando vueltas...
La mochila que cargas porque alguien modificó algo que te pertenece.
La eterna sensación que para ser auténtica, real, para no seguir mintiendo involuntariamente hay que llegar sí o sí a la verdad.

¿Qué día naciste?

Yo y tantos otros buscamos la respuesta.






miércoles, 2 de enero de 2019

¡Bienvenido 2019! Aquí estoy de regreso ♥

2019... este año se cumplirán 10 años desde que inicié este blog. 10 años en la búsqueda activa de mis orígenes ¡tanto pasó!
Estuve mucho tiempo sin escribir... abocada a mi página en facebook "Completando mi Historia", allí ya hay 915 relatos de gente que se encuentra como yo en este camino... De hijos que desean conocer cómo fue ese primer capítulo negado... De madres que buscan a ese ser, hoy adulto, que les fue robado o con quien no pudieron quedarse por cuestiones de la vida. 
Yo quiero ser un puente.
Así que vuelvo, con ganas, retomo la escritura y retomo este blog para contarles lo que siento, lo que me pasa a mí y a tanta gente. Este laberinto que nos tocó como a muchos otros les tocan otras vivencias, otras situaciones que superar. 
Vuelvo a poner en palabras lo que pasa por dentro con la esperanza de que le haga bien a quienes todavía están en silencio, por miedo, por vergüenza, porque no quieren lastimar a sus familias de crianza, porque no se animan a contarle a sus hijos que tiempo atrás tuvieron otro bebé al que entregaron  porque no les quedó otra, porque lo que hay más allá es un túnel oscuro que no se sabe dónde termina... Y sin embargo, me gusta pensar que al final de ese túnel solo hay luz. La luz del nacimiento. La luz que surge al encontrarnos.
Que sea un gran año para todos, que la verdad llegue, y que aunque sea difícil podamos caminar juntos.
¡Gracias por acompañarme!