
Recuerdo la letra... apurada y desprolija, y un día del padre.
Recuerdo cómo describía "...cuando me pusieron en tus brazos por primera vez". Intentaba decirte así qué feliz había sido al encontrarte... Y mirándote leerla, escondida detrás de una puerta, con mi corazón latiendo de vergüenza y emoción, recuerdo también tu mirada humedeciendo el papel y después... un abrazo estremecedor.
Recuerdo tu lucha y todo lo que aprendí.
Como aprendí de vos la belleza de la vida, la belleza de las cosas.
Como me ví en tus ojos.
Lo recuerdo todo. Todo. Todo.
Y extraño, extraño mucho, tu calor. GRACIAS PAPÁ.
"Permíteme acercarme. Sé que está ahí, con sus ojos mustios , su mirada franca. Que aún no me olvidó, que aún me ama...
Déjame Señor, no tengo miedos, puedo romper murallas esta noche y correr a sus brazos como ayer y que me sienta en la distancia.
Puedo atravesar la muerte y la sonrisa cruel de los fantasmas y aferrarlo a mí para que vibre, para que entienda...
Porque hoy sólo encuentro un espacio, la forma de la ausencia, fugaz recuerdo de lo que fuimos. De un sueño.
Quiero recorrer el tiempo y decir palabras que no dije.
Quiero acariciar su piel cansada, calmar su dolor.
Quiero sobrevivir una vez más a tanto horror, pero saber que al despertar puede ser que ría, que me tome de la mano, o que me mire, que observe mi manera de crecer.
Quiero quererlo más que nunca.
Permíteme acercarme. Sé que está ahí, esperándome, con el adiós que no pudo darme entre los labios. Sé que busca pedirme perdón por su renuncia, decirme que no fue su culpa el no haber ganado la batalla, y bañaré su silencio con mis lágrimas, por última vez.
Déjame Señor, será un instante y hasta puedo contarle cuánto duele tanta soledad inesperada, hasta puedo explicarle cuánta alegría me robó pero que triste y dulce fue.
Fue mi agonía y la suya, latiendo.
Fue mi esperanza y la suya, creando.
Fue un desencuentro.
Puedo sentir sus pasos al caer la tarde, puedo creer que estoy durmiendo y que he perdido los sentidos y hasta ver su alma dibujándose en el vidrio empañado de mi vida.
Permíteme acercarme, recuperar el calor que tanto falta . Si quieres no diré nada. Pero déjame saber si él es feliz. Si habla... Si puede cantar , o recorrer el campo de tus ansias, Señor, en las mañanas.
Será un consuelo, una manera de arrojar al viento tantas dudas, confusión de madrugada.
Por favor. Sé que está ahí, con sus ojos mustios, su mirada franca.
Que aún no me olvidó, que aún me ama..."
(poema escrito para vos Papá, a mis 16 años)
Déjame Señor, no tengo miedos, puedo romper murallas esta noche y correr a sus brazos como ayer y que me sienta en la distancia.
Puedo atravesar la muerte y la sonrisa cruel de los fantasmas y aferrarlo a mí para que vibre, para que entienda...
Porque hoy sólo encuentro un espacio, la forma de la ausencia, fugaz recuerdo de lo que fuimos. De un sueño.
Quiero recorrer el tiempo y decir palabras que no dije.
Quiero acariciar su piel cansada, calmar su dolor.
Quiero sobrevivir una vez más a tanto horror, pero saber que al despertar puede ser que ría, que me tome de la mano, o que me mire, que observe mi manera de crecer.
Quiero quererlo más que nunca.
Permíteme acercarme. Sé que está ahí, esperándome, con el adiós que no pudo darme entre los labios. Sé que busca pedirme perdón por su renuncia, decirme que no fue su culpa el no haber ganado la batalla, y bañaré su silencio con mis lágrimas, por última vez.
Déjame Señor, será un instante y hasta puedo contarle cuánto duele tanta soledad inesperada, hasta puedo explicarle cuánta alegría me robó pero que triste y dulce fue.
Fue mi agonía y la suya, latiendo.
Fue mi esperanza y la suya, creando.
Fue un desencuentro.
Puedo sentir sus pasos al caer la tarde, puedo creer que estoy durmiendo y que he perdido los sentidos y hasta ver su alma dibujándose en el vidrio empañado de mi vida.
Permíteme acercarme, recuperar el calor que tanto falta . Si quieres no diré nada. Pero déjame saber si él es feliz. Si habla... Si puede cantar , o recorrer el campo de tus ansias, Señor, en las mañanas.
Será un consuelo, una manera de arrojar al viento tantas dudas, confusión de madrugada.
Por favor. Sé que está ahí, con sus ojos mustios, su mirada franca.
Que aún no me olvidó, que aún me ama..."
(poema escrito para vos Papá, a mis 16 años)