
Ahora que he nacido a la búsqueda voy y vengo por sitios relacionados con la identidad biológica. Con páginas de chicos y chicas en mi misma situación... que buscan. Leo y releo testimonios. Me conmuevo. Empiezo a habituarme a palabras como "apropiación", "sustitución de la identidad", "mentira", "engaño"...
¿Fui adoptada, fui apropiada?
Elijo no quedarme en eso... FUI AMADA POR SOBRE TODAS LAS COSAS.
Como conté en mi entrada anterior, supe desde pequeña que era adoptada. No supe las formas, pero sí que mi mamá no me había llevado en su panza. Lo doloroso entonces fue el silencio. Mi silencio también. Mi falta de preguntas y la falta de naturalidad en la familia para poner en palabras algo que estaba presente.
Ahora, muchos años después de haberlos perdido, puedo hablar o al menos empezar a balbucear. Y elijo hacerlo desde el amor.
Y con esto no quiero decir que no me angustie lo que voy descubriendo, que no me ponga triste, que no quisiera tenerlos a mi lado ahora y poder descargar este peso para siempre. Que no crea que se equivocaron ¡sí que me gustaría que me hubieran hecho este trayecto más fácil!Con esto quiero decir que comprendo. Comprendo lo hermoso que es tener hijos y lo difícil que debe ser no poder tenerlos.
Comprendo que eran otras épocas y que siempre en la vida es más fácil escuchar lo que uno necesita escuchar ("hay un bebé, su mamá biológica no lo quiere, vos podés darle el hogar que no tiene y él puede darte una familia").
Comprendo que el miedo es el que lleva a las peores decisiones, a callar. ¡Cuánto dolor podrían ahorrarse padres e hijos si pudieran hablar siempre con la verdad y desde el amor!Entiendo cada una de las historias que leo, no todas son iguales. Las hay desgarradoras. Historias de maltrato en todas sus formas, historias de soledad.
Trato entonces de quedarme con lo mejor. Sé quién soy. Soy Patricia y tengo una familia hermosa que no hubiera podido tener si no hubiera crecido en la forma en que crecí.
Fui apropiada sí, porque me anotaron como propia.
Fui apropiada porque me cuidaron como propia.
Fui apropiada porque cada día, cuando mi madre me ponía setecientas hebillitas en el pelo para que estuviera linda, cuando mi padre me enseñaba a leer o hacía dibujos para mí, cuando los dos me decían HIJA... yo me sentía HIJA.
Y cuando yo decía papá y mamá... también los sentía míos y entonces también... los apropié.