domingo, 13 de enero de 2019

Secretos familiares


Encontré esta imagen en la web y me hizo pensar en los secretos familiares, en eso que no se dice pero está. En lo que no se habla por tabú, por miedo, o porque no tenemos las herramientas suficientes para verbalizar lo que nos pasa...

Secretos que pasan de generación en generación, que nos trascienden. Lo no dicho que se expresa en el cuerpo y en el espíritu. Así sucede muchas veces con la adopción. Ni qué decir si no fue adopción, si te anotaron como propio, si llegaron a vos de manera ilegal. Siempre digo que tuve la inmensa fortuna de saber desde pequeña que no era hija biológica de mis padres, que de algún modo siento que eso me ahorró muchas angustias. Conozco gran cantidad de personas que se enteraron siendo adolescentes o adultos de esta verdad y fue como un tsunami para sus vidas y para sus vínculos. Nada estable puede construirse desde la mentira y el ocultamiento.

Y luego, esos inmensos muros de silencio familiares. Esos acuerdos pergeñados por padres, tíos, abuelos que pretendían que "aquí no ha pasado nada". En ocasiones, se sustentaban en la creencia de que si se decía que ese niño era un hijo "adoptivo" sería considerado "diferente", sería desvalorizado por sus pares. Se han llegado a fingir embarazos, a idear viajes, mudanzas, para evitar que esto suceda. Para que nadie sepa. Otras veces, esos muros se instalaban para salvaguardar el "buen nombre" de la familia.

Secretos... Dide Diana París en su libro "Secretos Familiares": "Francoise Dolto -la fundadora del psicoanálisis de niños en Francia- nos enseñó que desde la infancia se necesita de la verdad para vivir."

"Cuando la curiosidad infantil es sofocada en un trámite que incomoda al adulto interrogado, aparece la información falaz, la distracción que desvía el interés del niño, el silencio, y se instaura la patología del secreto".

¿Cuántos de nosotros hemos recibido versiones distintas sobre nuestra llegada a este mundo? Versiones inventadas para despistar... Versiones para acallar la voz de la identidad dormida que trata de hacerse oír. Siempre.

Continúa París: "¿Por qué resolver esos enigmas del pasado, para qué averiguar? Porque conocer nos libera de repetir y nos devuelve autonomía. Saber nos permite sujetar con nuestras manos la rienda de la vida."

"Entrar en la investigación de los árboles genealógicos es tanto buscar hacia arriba (relaciones entre las ramas, frutos, flores, copas, follajes varios) como hacia abajo (raíces, suelo, sequías, diluvios, piedras). En el encuentro (o desencuentro) del arriba y el abajo está nuestra identidad".

Para quienes buscamos nuestro origen de eso se trata. De encontrarnos, no sólo con nuestra familia biológica, sino con nosotros mismos.

No hay comentarios: