Hoy encontré en Facebook un texto que me encantó porque refleja aquellos "mecanismos de defensa" o "ajustes creativos" -como prefiere denominarlos su autora- que estoy segura muchos de nosotros hemos adquirido cuando eramos niños para poder seguir adelante...
He pedido permiso a quien lo redactó, la psicóloga española Lola Pavón, para compartirlo con ustedes y aquí está. Pueden seguir a Lola en su página de Facebook Lola Pavon Psicologa o su página web: www.lolapavon.es
Yo me identifico con la necesidad de amoldarme a todos para pertenecer, ser querida y no rechazada... También con cierta desconexión que hace que ante ciertas situaciones me aleje...
Hice terapia un tiempo con una gran profesional que me permitió de algún modo detectar estos mecanismos y ahora trato de que no tomen el control de mi vida. ¡Aunque a veces es difícil modificar esos patrones es tan importante reconocerlos! Abrazar al niño que aún nos habita, reconocer el dolor para poder aceptarlo, superarlo y para no hacernos más daño...
Gracias Lola por tu post.
"Niñ@s interiores protegiéndose"
Siempre siento mucha ternura cuando veo al niño a la niña que tuvo que aprender a protegerse de la forma que mejor pudo para sobrevivir emocionalmente.
Esos "mecanismos de defensa" o "ajustes creativos" (término que me gusta más) para mí son siempre sagrados.
Cada cual hizo lo que pudo: congelarse desconectándose del cuerpo o las emociones para no enterarse de nada y poder resistir a situaciones de negligencia, abandono, maltrato; ser agresiv@ para dar miedo y no conectar con el propio miedo o la propia vulnerabilidad, sintiendo así algo de control y protección; ser el gracios@ o chistos@ para distraer o distraerse de las partes duras o dolorosas; amoldarse a tod@s para pertenecer, ser querid@ y no rechazada@; ser rebelde para defender una identidad constantemente invadida o invalidada; ser perfect@ para sentir el control en alguna parte de la vida y bajo el anhelo de ser querid@ o vist@ en algún momento; ser un desastre para no decepcionar a quienes siempre esperan lo imposible o quienes nunca valoran nada, y así no sentir fracaso continuo; hiperconectarse con el cuerpo y las emociones haciendo mucho ruido porque era la única forma de que les vieran; ser obsesiv@ para sentir sensación de control y estar más en la mente para no enterarse de las partes emocionales; etc.
Estos son algunos ejemplos, y son mecanismos que nuestr@s niñ@s internos adoptaron sin ser conscientes. Han podido ser útiles, fue lo mejor que pudimos hacer, y como adult@s ahora podemos ponerlos a nuestro servicio sin ser esclav@s de ellos.
El problema no es que existan (como digo yo, son sagrados), sino que solo sepamos relacionarnos con la vida, con las demás personas y con nosotr@s mismos en esas coordenadas. El problema es que se activen automáticamente y tomen el control de nuestra vida. Conocerlos desde la aceptación y el agradecimiento de haber podido hacer, al menos, eso. Entender el dolor que hubo o hay debajo, ver que ahora hemos crecido y podemos aprender otras formas más adaptativas de protegernos y de relacionarnos, ver que aquellos peligros ya pasaron, que nuestr@s niñ@s se salvaron, siguieron adelante. Aterrizar en l@s adult@s que somos y darnos cuidados de modos más actualizados y más saludables será el trabajo.
Y yo cada vez que presencio todo esto no puedo más que emocionarme.
Agradecida a mis pacientes y a sus nin@s intern@s."
1 comentario:
Me encantó tu artículo...Y descubrir tu Blog. Es de gran referencia
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