jueves, 28 de marzo de 2019

Un paso más cerca ♥

Recuerdo hace casi diez años atrás, cuando inicié la búsqueda... Golpee tantas puertas intentando encontrar datos que me ayudaran a llegar a mi verdad... Tantas veces ahí, con el corazón en la mano... Así, un día, una tía me sugirió que me hiciera un test de ADN, la publicidad aparecía en un diario y ella pensó que podría de ese modo saber al menos algo sobre mis ancestros. 
Unos años después lo hice. Me tomé la muestra para FamilytreeDNA y llegaron los resultados, mostraban coincidencias muy lejanas y una preponderancia de linaje de la península ibérica. Con el correr del tiempo, ese listado de coincidencias fue haciéndose mayor y mi ilusión también.   
Hace unos meses fui por más. Me hice otro test, Ancestry. Este laboratorio tiene un banco mucho mayor que el anterior y sólo pedí a Dios en ese momento que apareciera alguien con más de 100 centimorgans de coincidencia conmigo. ¿Qué quiere decir esto? Centimorgans es la unidad con la que se mide la cantidad de ADN compartido con alguien. Por ej., tu mamá o tu papá van a compartir con vos aprox. 3500 cms, un hermano aprox. 2600 cms., un abuelo aprox. 1700 cms. 
Yo sólo pedía más de 100, encontrar un primo más cercano a través de cuyo árbol genealógico pudiera rastrear mis orígenes.
Y Dios me escuchó.
Llegaron los resultados y primera en mi lista apareció una mujer de EEUU, con 166 cms en común. Y no sólo eso, en segundo lugar apareció su hijo y en tercer lugar la hija de una prima hermana. Un pedacito de ADN compartido y empecé otro viaje, el de averiguar cómo podríamos estar emparentadas... Resultó ser que esa persona vivió en Argentina hasta sus nueve años y que parte de su familia materna quedó aquí. Le escribí con temor... miedo al rechazo otra vez. Miedo a perder esa oportunidad, esa puerta a la esperanza que puede llevarme a otros datos. Una de las posibilidades es que alguno de los hermanos/as de sus abuelos sea mi bisabuelo. Ella contestó, empezó a darme apellidos, lugares como un pueblito llamado Pontevedra cercano a Portugal desde donde vino su abuela y sus hermanos... y yo empecé a abrazar ese pedacito de la historia que puede ser también parte de la mía. 
Todavía falta mucho. Todavía estoy lejos. Todavía van y vienen apellidos, barrios porteños, parentescos, listas de barcos que llegaron a Argentina, registros de familysearch, puntos que intento conectar... Qué curioso... puntos que intento conectar para llegar a mí.
Estoy feliz porque fui bien recibida, porque intentan ayudarme, porque siento al fin que tengo una certeza. Ellos tienen que ver conmigo, son mi familia lejana. Y estoy un paso más cerca.



lunes, 25 de marzo de 2019

Los brazos que esperan

Elena tenía 24 años cuando el 19 de marzo de 1978 dio a luz a su bebé. Por ese entonces, vivía en  Mendoza Capital, era casada, y tenía toda la ilusión de recibir a su hijo o hija en brazos.
Hoy esos brazos son brazos que esperan.
El bebé nació a término y -según le contó el médico que la atendía- en perfecto estado de salud, cumplidos los 9 meses de embarazo. Elena no tiene muchos recuerdos del momento del traslado y lo que sucedió después. El trauma fue tan grande, el dolor tan profundo... La durmieron y al despertar preguntó a una enferma si era nena o varón y la mujer  le contestó que era una nena pero al pedir verla añadió con vos fría y cortante: "- ¿Cómo? ¿No le dijeron? Nació muerta." El mundo de Elena se derrumbó.
Se negaron a mostrarle el cuerpito y la sacaron del lugar. Nunca le dieron acta de nacimiento ni partida de defunción y debido a la depresión que sobrevino después durante mucho tiempo no pudo  recordar dónde estuvo internada. Ahora sabe que fue en el Hospital Español. Y no se rinde.
El pasado 19 de marzo, día en que cumpliría años su hijo o hija, se reunió en Capital Federal con un grupo de buscadores que quieren saber cómo llegaron a este mundo. Creo que cada uno de ellos imaginó una madre como Elena...
Una mujer que sigue adelante, una mujer que recorre todos los caminos para el reencuentro, que crea oportunidades con su lucha para sí y para los demás.
Para que un día, no muy lejano, sus brazos ya no esperen.







Gracias a Hugo Capparelli por las fotos



Podés escribirle a Elena a: Elena Matarazzo







jueves, 21 de marzo de 2019

Busco a mi familia biológica desde otro país...

Hace unos días recibí un mensaje de Rebeca.  Ella vive hace años en otro país y me cuenta que hace muy poco se enteró que no es hija biológica de sus papás de crianza. Me pide permiso para publicar en este espacio su búsqueda como primer paso para ver si algún dato aparece. Te deseo lo mejor Rebeca, que puedas encontrar el camino de regreso a tu verdad.
Aquí está su relato:

"Mi nombre es Rebeca y me enteré hace pocos días que mi madre biológica me entregó en adopción por no tener condiciones (tal vez financieras) para criarme.
Hoy en día ya no vivo en Argentina. Nací el 3 de julio de 1988 en algún lugar de la ciudad de La Plata. Mi mamá (quien me crió) no podía tener hijos, entonces una amiga le habló sobre una mujer (mi supuesta madre biológica) que tuvo o estaba por tener un bebé (la verdad no tengo bien en claro cómo fue esa historia) y no iba a poder quedárselo porque había nacido con problemas de salud. Supuestamente ella no tenía dinero para cuidarme pues también tenía otros hijos, pienso entonces que debo tener hermanos/as.
Mi papá cuenta que quien intermedió fue esa amiga de mi mamá, él ya no recuerda el nombre, y que él fue a buscarme a la casa del médico, un señor de edad en aquellos tiempos, quien consta en mi partida de nacimiento como el Dr. Gabriel F. Ramos. Fui registrada en Los Hornos.
A quien pueda leer este relato y sepa de alguna mamá que tuvo un bebé en esa fecha, en esa localidad y lo entregó por no poder quedarselo, o que tal vez lo hayan dado por muerto, dejo mi pedido de ayuda para encontrar a mi familia biológica. Gracias a todos!!"









viernes, 1 de marzo de 2019

"Tuve dos bebés y me entregaron sólo uno"

Dora lleva 42 años buscando a su hijo o hija. Al que le falta: tuvo mellizos y sólo le entregaron una beba, de allí en más encontrarlo se transformó en la lucha de su vida. 
Era el 26 de febrero de 1977 cuando se internó en el Hospital Emilio Civit de Mendoza para dar a luz. Allí, le dieron anestesia completa y despertó seis horas después. Los médicos negaron que hubiera estado embarazada de dos bebés.
Eran épocas difíciles y Dora continuó golpeando puertas pero no obtuvo resultados. Tuvo más hijos,  supo del dolor de perder al mayor, siguió adelante, y nunca olvidó.
Con la llegada de las redes sociales empezó a buscar a ese hijo/a por distintas páginas y agrupaciones de madres en la búsqueda. Así, se unió al "Colectivo Mendoza por la Verdad" con la esperanza de que algún día ese ser pequeñito que no pudo conocer, hoy adulto, haga el camino de regreso a casa. Además, tiene hecho tres ADN, entre ellos el de FamilytreeDNA. Sabe que el milagro puede ocurrir en cualquier momento.
El mes pasado Dora cumplió 50 años de casada, celebró tanto amor construido a través del tiempo con el mismo compañero con el que afrontó la desaparición de su hijo/a. Y levantó la copa... por la verdad.


Dora y su marido en su aniversario de 50 años de casados


Nora, hermana melliza del bebé desaparecido

Estos son tus hermanos ♥

Para contactar con Dora pueden hacerlo a través de su página "Te arrancaron de mis entrañas" o escribiendo a su Facebook personal Dora Aguilar

miércoles, 27 de febrero de 2019

Ni de aquí... ni de allá

Ayer fui a ver "The Green Book", la película protagonizada por Viggo Mortensen y Mahersala Ali, ganadora al Oscar a Mejor Película (no me pareció tan maravillosa como me habían mencionado, pero bueno, es una opinión personal)


En una de las escenas dramáticas, el músico de raza negra increpa al chofer bajo la lluvia y dice una frase que me hizo pensar en quienes por alguna razón (adoptados/apropiados) no crecimos con nuestra familia de origen: "Si no soy lo suficientemente negro, si no soy lo suficientemente blanco, si no soy lo suficientemente hombre, entonces... ¿quién soy?"
La comparación en mi cabeza fue inmediata. He leído tantas historias de gente que encuentra sus orígenes pero no encuentra su lugar, que no se siente definitivamente ni de un lado ni del otro, que busca una pertenencia que nunca alcanza porque los sentimientos son errantes. Ambas realidades forman parte de lo que somos... A veces, una de las dos tiene más peso. Origen vs. crianza. Qué complejo es elaborar todo lo que uno es.
Quizá se trate de aceptar esa dualidad íntima, de entender que no es necesario elegir uno u otro, y que puede ocurrir que nunca estemos del todo cómodos o nos sintamos del todo parte. Que se puede permanecer en el medio del camino y ése sería "nuestro" camino. Sentirse cerca a unos por algo y a otros por otra razón.
Y entonces recordé este gran texto de José Luis Borges que siempre me impactó y creo que representa un poco esta dualidad....

"El cautivo

En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podría ser su hijo. Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se detuvo, tal vez porque otros lo detuvieron. Miró la puerta, como sin entenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo.
Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa."

martes, 19 de febrero de 2019

"Mamá, ya estoy en casa"

Para novela basta una vida... 
Hace un tiempo atrás recibí en la página en FB "Completando mi Historia" un mensaje de un hombre que buscaba sus orígenes. Su historia había sido muy difícil, había crecido en la Casa Cuna de la pcia. de Córdoba donde lo dejaron unos militares al cuidado de las monjas y tuvo una infancia dura de castigos que dejaron sus secuelas. Sus palabras aún denotaban mucho dolor. Mencionó en su mensaje que hasta la adolescencia no podía dormir solo por ej., producto del miedo que sentía. Y ahora había tomado coraje para publicar su búsqueda porque quería saber...
Su historia fue compartida en diferentes muros y un día una mujer lo contactó. Buscaba a su hermano y algunos detalles coincidían: ambos tenían un lunar en el estómago. Decidieron ir por lo único real, el ADN y sí, ¡dio positivo! Eso que parecía imposible, años de vivir en la incertidumbre llegaban a su final.
M. Ángel viajó para conocer a sus hermanos. Todavía hay baches en la historia, no conoce su fecha de nacimiento, es probable que haya sido en otro año... Algunos familiares dudaron de su vínculo pero el parecido de él con su mamá es notable y el estudio de ADN irrefutable. Quiere cambiar su apellido a su apellido original, el de la mujer que le dio la vida. Y ahora abraza la paz de saber que esa mujer que lo gestó nunca lo olvidó, que siempre lo buscó, y que antes de morir, 11 años atrás, recibió la promesa de su hija de que continuaría esa búsqueda.
Hoy abrí mi facebook y vi esta foto, y me conmovió... En un comentario M. Angel había escrito:
"Mamá, ya estoy en casa".


viernes, 15 de febrero de 2019

La fuerza de una madre

Imaginate esperar con ansias a tu bebé y no poder tenerlo en tus brazos... Que te lo arranquen de tus entrañas, volver a tu casa y estar sola, que nada sea como con tanto amor soñaste...
Así fue la historia de Patricia, quien siendo muy joven, en 1984, dio a luz a su hijo o hija y le dijeron que falleció al nacer... ella sabe que no fue así.
Hoy su dolor es su fuerza. Transformó su incesante búsqueda en una razón para ayudar a quienes buscan sus orígenes y a otras madres en su misma situación. Es una de las integrantes y fundadora de la agrupación  "Colectivo Mendoza por la Verdad" que concientiza, crea herramientas y apoya la lucha por el Derecho a la identidad. No se queda quieta porque sabe que en algún lugar él o ella está esperándola.
Este es su relato...


"Soy Patricia Giménez. En la madrugada del 3 de agosto del año 84 tuve un bebé en el Hospital Lagomaggiore de la ciudad de Mendoza.
Vi a mi bebé vivo en el momento del parto.
Me dijeron que se murió.
No sé su sexo, aunque me dijeron que era una nena.
No me dieron su cuerpo y no me lo mostraron sin vida. 
Sé que con mi bebé nos vamos a reencontrar..."

La fuerza de una madre que un día tendrá recompensa...
El amor de una madre que cada agosto, en la provincia de Mendoza, suelta globos blancos al cielo para encontrar a ese hijo o hija que le arrebataron y siembra semillas de verdad para ayudar a otros, para que no le pase a nadie más, para cambiar al fin la historia.


Para contactar a Patricia pueden hacerlo a su FB: Patricia Gimenez 

martes, 12 de febrero de 2019

Ese instante...


"Cuando la vi no podía parar de llorar, no podía hablar... Y cuando la abracé no la quería soltar. Y en ese instante, cuando miré a mi alrededor, me di cuenta que al darme me salvó de la vida que ella llevó y sin saber fue lo mejor..."  
Mensaje de N. quien encontró su verdad, a su mamá biológica y 11 hermanos, y con ello abrazó también su libertad ❤

viernes, 1 de febrero de 2019

Carta a mi hijo/a que no conocí


Paula me escribe porque desea que incluya su historia entre las búsquedas de madres que estoy publicando en el blog. Ella es integrante de varios grupos y busca a su hermano/a nacido/a en 1972.
Imagino qué doloroso debe ser volver a casa para una madre a quien le dicen que su bebé falleció... Más doloroso aún cuando lo que pasó huele mal y está lleno de irregularidades. 
La cuna que espera, tal vez toda una vida.
Esta es la historia que nos cuenta Paula.

"Hola, busco a mi hermana/o nacida/o el 22 de febrero de 1972 en el Hospital Rivadavia. Mi mamá nunca vio el cuerpo, le dijeron que nació muerto, por eso puede ser mujer o varón. Les dejo la carta que escribió mi mamá:

La Carta

Febrero de 1972, ya falta poco, ya cumplí 9 meses de embarazo, siento los latidos, tus pataditas. No sé qué serás, no existen las ecografías.
El seguimiento lo hace un médico que no es del hospital, me lo recomendaron unos vecinos: -Andá, no te va a cobrar nada y te va a atender muy bien, es nuestro amigo -me dijeron.
Yo tenía 18 años, recién empezaba a vivir algo nuevo, mis padres lejos y recién un año de casada, sola.
-Cuando te sientas con contracciones no vayas a ningún lado sin llamarme -me dijo el médico.
Así lo hice. Cuando llegó el momento, llamé al médico y me dijo que lo buscara en el Hospital Rivadavia, en el pabellón de mujeres. Fui sola, allí me revisó, se puso a escuchar los latidos de mi bebé... 
-No hay latidos" -me dice, yo no entendía nada. -Está muerto -me dice. 
-Pero Doctor, ¡yo siento que se mueve. 
-Te parece -me dice. -Andá a tu casa, traé ropa y me buscas para internarte.
Seguía sin entender, pero la inexperiencia pudo más,
Me internaron, le dijeron a mi marido que se fuera porque hasta la noche no pasaría nada.
Me sentí sola, abandonada, sin nadie, lloraba...
Ni bien se fue me inyectaron algo, no sé lo que era, y me llevaron a la sala de parto. Perdí el conocimiento un rato, cuando desperté todo se escuchaba lejos, no podía hablar, todo era confuso, tenía contracciones. Al lado de mi sala de parto había otra, se escuchaban voces.
-Pujá, pujá -me decía la partera. El médico "amigo" estaba al lado.
Las voces se escuchaban lejos, siento que vas naciendo...
-Ya sale, ya sale -me dicen.
Un piecito calentito es lo último que siento de tu cuerpito, sensación que nunca la voy a dejar de sentir. Te envuelven en una sábana muy rápido y te llevan a la otra sala contigua.
-Tu niña nació muerta, te lo habíamos dicho, no había latidos.
Pero en la otra sala hay llantos.
Nunca vi tu carita, nunca supe de tu cuerpito, como tampoco nunca volví a encontrar al médico amigo.
-En este pabellón nadie se llama así -me dijeron cuando pregunté por él.
Los vecinos se fueron del edificio, busqué por todos lados pero nadie me ayudó, los médicos ninguno quiso decir nada. 
"El bebé n.n. ha sido mandado a Chacarita para su cremación", es el certificado que me dieron.
Hoy tendrás 46 años, casi 47, pero dónde empezar si nadie me quiere ayudar... Ya lo intenté.
Donde quieras que estés espero que seas feliz, yo sé que estás viva"
                                                                                                                      Mamá



Tu mamá
Tu papá


Tus hermanos, la rubia es Paula quien envió la búsqueda ♥

Para contactar a Paula en facebook:  Paula Andrea Rodriguez Puglia

jueves, 31 de enero de 2019

No pienses que no pasa nada...

No pienses que no pasa nada porque tu hijo adoptivo, o de crianza no pregunta...
No pienses que no pasa nada.
A veces, la revolución se siente adentro.
La necesidad de saber es un remolino que da a lugar a emociones inesperadas. A inquietudes que se acallan cada vez que tu hijo te escucha decir: "no, ella no necesita saber, siempre me dice que es feliz de que yo sea su mamá", "no, él ni piensa en eso".
Y tal vez piensa... pero el temor a lastimarte es tan grande, o el miedo a serte desleal... Porque le han dicho, con y sin palabras, que "sólo hay una madre", que "ni los animales abandonan a sus crías", que "debería estar agradecido por lo que le tocó".
¿Qué fue lo que le tocó? 
Perder a su mamá. A quien lo gestó. De quien heredó células y de quien escuchó su voz. Perder sus raíces.
Nació perdiendo.
¿Te parece poco?
Es muchísimo.
Entonces... no pienses que no pasa nada.
Pudo haber llegado a una familia hermosa pero esa herida estará siempre y dependerá de su entorno y de la empatía de quienes lo rodean que pueda cicatrizar.
Amá, acompañá, abrazá y entendé la enorme magnitud de lo que sucedió para que tu hijo pueda preguntar, hablar, decir... y sanar.



viernes, 25 de enero de 2019

Hermano, te estamos buscando

La vida te enfrenta a situaciones inimaginables... Como la de perder un hijo y saber que en algún lado está pero no poder desentrañar dónde. Como buscar a un hermano toda la vida. Esta es la historia de Patricia, quien lleva adelante la búsqueda de toda una familia...
¡Sólo puedo desearles el encuentro!





"Estos somos nosotros. Tu familia. Y te estamos buscando...
Naciste el 5 de noviembre de 1971. Mamá se atendía en la Maternidad Sardá, el día que ingresó con contracciones y sintiendo que ya ibas a nacer el médico convenció a papá que se fuera a casa a descansar porque el parto no se haría hasta el día siguiente. Sin embargo, mamá debía quedarse en observación y si no llegabas en forma natural inducirían el parto.
Ni bien mamá se quedó sola en la habitación llegó una enfermera con un suero. Era el goteo para inducir el parto, lo cual la afligió mucho y entonces ella trató de hacerle entender a la enfermera que eso era una confusión. Pero de todos modos, le colocaron el suero y la mujer se sentó a su lado a hablarle y acariciándole la cabeza le dijo: "-Quedáte tranquila mamita, vos sos joven, seguramente pronto vos y tu marido tendrán otros hijos". Palabras que quedaron en la memoria de mi madre.
De ahí otro suero con analgésicos supuestamente y a sala de partos...
Naciste en forma natural, mi mamá escuchó tu llanto y te vio nacer... pero después de unos minutos se durmió y hasta el día siguiente ya no recuerda nada... sólo las palabras de la enfermera y del doctor diciendo que todo se había complicado y que el feto había nacido muerto. Convenciendo a mi padre de que no se preocupara del feto sino de ella, que deliraba según ellos por no convencerse de que el bebé estaba muerto. No lo dejaron ver el cuerpito y después de mucho reclamar le trajeron unos estudios y un certificado en donde aseguraban tu muerte. Papá fue sacado hasta con seguridad del hospital pero ¿qué podía hacer? Eran dos personas jóvenes, venidos del interior, con escasos recursos.
¡Locos! Para todo el mundo... ¡ellos estaban locos!
Era una época difícil políticamente... y después vinieron los militares con todos sus problemas... así que ellos sólo trataron de convencerse de que en realidad habías nacido muerto.
Con el pasar de los años, aparece un titular en el diario en donde decía: "Venta de bebés en el Hospital Sardá" y obviamente figuraban en la lista los mismos doctores que atendieron a mi madre... de ahí nuestras dudas. 
Mamá empezó a buscarte en silencio... sola... fue al hospital y consiguió ver su historia clínica, llena de irregularidades y mentiras, con tachaduras y enmiendas en donde figuraba escrito "vivo" y luego enmendaron y colocaron "muerto".
Ella robó su historia clínica, ¡qué es lo que no hizo por vos! Fue a la cárcel a ver a la enfermera y al médico que la atendieron... infinitas cosas... sin ningún resultado aún.
Esta es su gran verdad... Ella no te vendió, no te dio, no te abandonó... simplemente se convenció o mejor dicho la trataron de convencer de que no existías.
Como familia pasamos por todos los estados... desde buscarte hasta quedarnos sin energía... hasta tratar de olvidarte por miedo a no encontrarte. 
¿Pero cómo hace ella para olvidarte? ¿Cómo hace para no pensar si algún día te va a conocer?
Hoy que somos padres mi hermano Marcelo y yo lo sentimos tanto como ella. Esta es nuestra foto de pequeños, tal vez te veas parecido.



Así que ahora aprovechando este medio que nos facilita internet... ¡Yo te estoy buscando!
Si tenés dudas sobre tu origen... BUSCAME, ponete en contacto conmigo.
Tenés unos padres maravillosos... ojalá algún día llegues a conocerlos... y ellos encuentren PAZ.!"

                                                                                    Patricia Maidana

Para contactar a Patricia podés hacerlo a través de su página: Busco a mi hermano o a través de su facebook personal: Patricia Maidana

lunes, 21 de enero de 2019

"Te parecés a mí"

Es medianoche y encontramos en un armario un carroussel de viejas diapositivas... Viajo a través del tiempo, cuando el proyector de la casa de la esquina se encendía y las luces se apagaban para una "función de cine especial". Era mágico. Juntos, en familia, recorriendo esas imágenes, disfrutando esas anécdotas... Me sentaba en un escalón del living y era feliz. Mi infancia.
Ahora le toca a mis hijos. Desconocen lo que es una diapositiva, es un descubrimiento. Les voy mostrando un poquito de cómo eran sus abuelos, paisajes, aventura, alegría, amor. Mi hija espera impaciente alguna en que aparezca yo...
Mientras tanto, hago conjeturas: "en esta foto no estoy", "este viaje lo hicieron antes de que llegara", "aquí ya había nacido pero no fui porque era un viaje de trabajo"...
Las emociones me invaden, los recuerdos. Empiezo a extrañar esos momentos, a desear que no se hubieran ido tan pronto...
Y entonces la voz de mi hija me despierta de ese ensueño: "-Mamá, ¡te parecés a mí!"
Es un abrazo gigante que me da sin saberlo.
"Sí, qué suerte tengo, me parezco a vos"









viernes, 18 de enero de 2019

¿Qué pasó con mi bebé?

Con el advenimiento de las redes sociales nuevas puertas se abrieron para aquellas personas que buscan su identidad de origen y, poco a poco, empezaron a escucharse los testimonios de madres que fueron víctimas de serias irregularidades al momento del parto y están convencidas de que su bebé no falleció al nacer.
Imaginemos el estado de indefensión y vulnerabilidad absoluta de una mujer que va a dar a luz. Imaginemos cómo se siente haber esperado ese día durante meses y que tu vida se transforme en un instantante en una pesadilla...
Voy a compartir en este espacio esas historias para darle voz a esas mamás, para que entendamos que cada llegada ilegal o irregular de un bebé a una familia puede sustentarse en el sufrimiento y el dolor incomparable de otra. Arrancar a un hijo de los brazos de su madre no tiene nombre.

La historia de Liliana (22 de noviembre de 1988)


"Esta es mi historia... Esta soy yo, tres días antes de dar a luz a mi segundo hijo, tres días antes de que mi vida cambiara para siempre. 
Tenía entonces 18 años, estaba casada y cursaba un embarazo normal, me atendía en la Maternidad Santa Rosa de Vicente López. El 22 de noviembre comienzo con contracciones muy temprano, me lleva a la maternidad mi esposo y me acompañan mi suegro y mi hermana. Cuando llego me preguntan por qué no me había atendido nunca, a lo que respondí que ¡sí me atendía y hacía los controles! Mi historia clínica había desaparecido. De ahí en más fueron muchos los maltratos psicológicos de parte de enfermeras y médicos. Cuando nace mi bebé me dicen que no lo podía ver y se lo llevan. Me dicen que fue varón, pero no sé si es cierto, y me dijeron que había fallecido hace tres semanas, pero ¡yo lo sentía darme pataditas! Todo lo que siguió después fueron los trámites de los que se encargaron ellos aduciendo que era mejor que mi marido se ocupe de mí porque estaba muy mal, insistieron en que era joven, que lo iba a superar y podía tener más hijos, yo no podía creerles... No me dieron partida de nacimiento, y el acta de defunción pude retirarla hace un año cuando la presenté a la Defensoría del Pueblo. Nunca pudimos ver al bebé... le entregaron a mi marido un cajoncito cerrado, en el cementerio figura que lo que enterraron el 21, ¡pero yo lo tuve el 22! y en el libro de óbitos de la Maternidad no aparece ningún bebé fallecido ese día, ni antes ni después. Sólo nacidos vivos. 
Han pasado 30 años... Desde el primer día lo busco. Me hice el estudio de ADN de Familytree esperando que él o ella venga a mi encuentro. 
Aquí estoy, con mis otros hijos. El tiempo pasó pero no lo olvido, sigo adelante con esperanza, y me pregunto cada día ¿qué pasó con mi bebé?"




Para contactar a Liliana: Liliana Leiva








miércoles, 16 de enero de 2019

Nacer en la oscuridad

Alguien tendría que hacer alguna vez un estudio sobre el impacto que tiene en una persona enterarse un buen día que no es hijo de los papás que lo criaron... 
Cómo duele, más aún si se trata de un adolescente o de una persona adulta, el ocultamiento de la verdad... Es un peso difícil de sobrellevar, sobre todo si naciste en la oscuridad.
Y nacer en la oscuridad no es que no había luz, no. Es que naciste en la casa de una partera por ej., en esos consultorios clandestinos donde se hacían abortos. O en un hospital/clínica donde quien te criaría se internó para simular un parto. Donde modificaron tus datos, se cambió tu fecha de nacimiento y el lugar. Por un acuerdo con un intermediario o un médico que vendió su firma al mejor postor. En un sitio donde no te dejaron cobijarte en los brazos de tu mamá. Con el fantasma de la mentira respirándose en el aire: "fue un varón" (y en realidad fue nena) "murió al nacer" (y en realidad ya lo tengo destinado a otra pareja) "no te preocupes que sos joven mami, ya vas a tener otros" (ninguno será igual)... Sea como sea, voluntariamente o no, el vacío.  
Nacer en la oscuridad... ¿cómo fueron esos primeros minutos? ¿quién te sostuvo? ¿quién decidió la entrega? ¿por qué? 
No es algo fácil de pensar... tampoco de escribir. Casi nadie habla de estas situaciones... De lo injusto de estas situaciones. La noche cae pesada como la incertidumbre. 
Durante décadas cuando una familia recibía un bebé todo era alegría en su entorno, muy pocos cuestionaban o preguntaban cómo había llegado ese bebé. Tema tabú.
Hoy, 2019, me encuentro a diario con historias que hacen mella en el alma. Embarazos fingidos, viajes intempestivos, mudanzas, búsquedas de ese hijo recién nacido en algún barrio de la periferia... de noche para que no se note, para que nadie vea. Criaturas entregadas por la puerta de atrás. Prohibido hablar.
Nacer en la oscuridad... y aunque luego pudo haber habido amor y luz, algo de esa oscuridad permanece en la mirada de quien busca reencontrarse con su historia. La niebla que no deja ver, el duelo por lo que no fue y por lo que no se cuenta.
Secreto. Silencio. Ausencia.
Sólo la palabra honesta nos ilumina.

(imagen tomada de la web)






domingo, 13 de enero de 2019

Secretos familiares


Encontré esta imagen en la web y me hizo pensar en los secretos familiares, en eso que no se dice pero está. En lo que no se habla por tabú, por miedo, o porque no tenemos las herramientas suficientes para verbalizar lo que nos pasa...

Secretos que pasan de generación en generación, que nos trascienden. Lo no dicho que se expresa en el cuerpo y en el espíritu. Así sucede muchas veces con la adopción. Ni qué decir si no fue adopción, si te anotaron como propio, si llegaron a vos de manera ilegal. Siempre digo que tuve la inmensa fortuna de saber desde pequeña que no era hija biológica de mis padres, que de algún modo siento que eso me ahorró muchas angustias. Conozco gran cantidad de personas que se enteraron siendo adolescentes o adultos de esta verdad y fue como un tsunami para sus vidas y para sus vínculos. Nada estable puede construirse desde la mentira y el ocultamiento.

Y luego, esos inmensos muros de silencio familiares. Esos acuerdos pergeñados por padres, tíos, abuelos que pretendían que "aquí no ha pasado nada". En ocasiones, se sustentaban en la creencia de que si se decía que ese niño era un hijo "adoptivo" sería considerado "diferente", sería desvalorizado por sus pares. Se han llegado a fingir embarazos, a idear viajes, mudanzas, para evitar que esto suceda. Para que nadie sepa. Otras veces, esos muros se instalaban para salvaguardar el "buen nombre" de la familia.

Secretos... Dide Diana París en su libro "Secretos Familiares": "Francoise Dolto -la fundadora del psicoanálisis de niños en Francia- nos enseñó que desde la infancia se necesita de la verdad para vivir."

"Cuando la curiosidad infantil es sofocada en un trámite que incomoda al adulto interrogado, aparece la información falaz, la distracción que desvía el interés del niño, el silencio, y se instaura la patología del secreto".

¿Cuántos de nosotros hemos recibido versiones distintas sobre nuestra llegada a este mundo? Versiones inventadas para despistar... Versiones para acallar la voz de la identidad dormida que trata de hacerse oír. Siempre.

Continúa París: "¿Por qué resolver esos enigmas del pasado, para qué averiguar? Porque conocer nos libera de repetir y nos devuelve autonomía. Saber nos permite sujetar con nuestras manos la rienda de la vida."

"Entrar en la investigación de los árboles genealógicos es tanto buscar hacia arriba (relaciones entre las ramas, frutos, flores, copas, follajes varios) como hacia abajo (raíces, suelo, sequías, diluvios, piedras). En el encuentro (o desencuentro) del arriba y el abajo está nuestra identidad".

Para quienes buscamos nuestro origen de eso se trata. De encontrarnos, no sólo con nuestra familia biológica, sino con nosotros mismos.